❥— Eternal Winter

«Mio, no te enamores»

«Mio, no sonrías como tonta»

«Mio, fue un simple hola. No te pidió que te cases con él, ¡reacciona!»

«¡Tierra llamando a Mio! ¿Hay alguien por ahí...?»

«Ya, olvídalo. Me rindo. ¿Corazón? Es tu turno de actuar, es tú problema ahora»

Cuando Mio firmó su contrato con E&B, no le dio mucha importancia a la séptima cláusula que indicaba el que las relaciones amorosas estaban prohibidas. No le gustó ese sentido de pertenencia que debía tener con sus seguidores y con la empresa, pero como cantar y bailar y componer era su sueño, lo etiquetó como un obstáculo. Durante seis años fue del público, respetó todas y cada una de las normas pactadas y tomó el liderazgo cuando Max tuvo que dejarlas por fuerzas mayores a ella. Y todo iba bien, sus comebacks siempre ganaban premios y su popularidad se incrementaba con cada vlive o interacción que tuvieran con sus fans. Incluso tenían contratos como modelos. ¿Qué parecía haber arruinado su aparente tranquilidad? Él, Crow, Hyung-Joon.

Pero ese era precisamente el problema. No lo veía como un incordio, ni alguien que amenazara su sueño de ser idol, sentía su vida mucho más iluminada desde que él había aparecido para ayudarla. El que ambos fueran figuras de entretenimiento fue un capricho del destino, mas eso no les impidió acercarse y tener la necesidad de pasar tiempo juntos siempre que se encontraban. Pudo ver la preocupación en sus amigas cuando anunció que pasaría ese fin de semana festivo en Alaska, no en sus compañeras de habitación o en Minnie, en las integrantes restantes de Besties, el grupo que consideraba como su familia. Era un riesgo, y ya habían tenido bastante escándalos como para seguir agregando, pero Mi Oh solo pidió que confiaran en ella, así como Rosé también lo solicitó.

Dejó escapar una carcajada por la sorpresa al sentir que Crow se detenía a su lado con un derrape limpio, nada que se asemejaría con un novato. He allí el chico que la tenía suspirando y que aceleraba su corazón con solo contemplar cómo se formaban dos atrayentes hoyuelos cuando sonreía. No era de extrañar que haya ganado la batalla a su mente, una vez mas. Y es que todo el mundo lo sabía: Mio era puro corazón, dejaba que las decisiones más importantes las tomase él. Se acomodó su larga melena ceniza tras su espalda, sonriéndole al chico—. Pensé que habías dicho que no se te daba bien, pero ¡sorpresa! Se te da mejor que a mí —levantó el protector de cristal para poder ver al baterista con un puchero dibujado en sus labios. Aunque prácticamente todo su rostro estaba cubierto, Crow lo adivinaría por el tono melodioso que usó—, O eres un esquiador célebre en secreto o soy demasiado buena profesora. Y yo que quería presumir... ¿Y ahora? ¿Qué hará que caigas a mis pies? —se quedó pensativa como si enserio no tuviera ningún plan bajo la manga, o como si no estuviera ruborizándose bajo los protectores contra la nieve. Miró hacia arriba, todo lo que habían descendido ya, terminando por desviar su atención al horizonte, donde al gran astro que los iluminaba le quedaban apenas horas para comenzar a ocultarse—. Vaya... el día se pasó volando, ¿no crees? ¿Una última carrera? Te dejaré tomar la ventaja esta vez —esperó que él primero retomara su postura, para poder seguirlo.

Desde que Crow habia adquirido una edad suficiente como para tener sus propias decisiones, el único amor en su vida habia sido la musica, algo totalmente normal para alguien en su posición, con un padre adicto a tocar cuando estaba aburrido y siendo dueño de una tienda de musica, estaba mas que justificada su pasión tan grande por todo lo relacionado con la música. Esto fue asi desde que tuvo uso de razón y realmente, era lo único que conocía aun hasta su edad actual. Pero ahora estaba ella, ocupando casi todo el espacio que habia en sus pensamientos, la única chica que había logrado hacerlo salir de su rutina para poder estar con ella o aprovechar incluso los únicos días libres que solía tener para hablar con ella. De haber sabido que alguien asi llegaria a su vida, tal vez hubiera pensado un poco mejor el firmar el contrato con una empresa tan estricta como en la que se encontraba, pero evidentemente, no habia marcha atrás.

Y allí se encontraba, en un viaje de lo mas emocionante con Mio, la cual estaba llegando a su lado despues de esa pequeña carrera que habían tenido, al momento de verla derrapar en la nieve con tanta maestría, dio un par de aplausos, realmente era muy buena en ello. —¡Lo soy! Simplemente que fue un poco de suerte de novato ¿No te parece?— Comentó de manera divertida, admirando el hermoso rostro de la contraría al momento en que esta retiró el protector, el pequeño puchero que la otra había hecho era simplemente adorable y de no ser por que estaba de igual manera bastante cubierto por todo el conjunto que tenía puesto, una mirada un tanto boba se podría ver en su rostro. —¡Pero tampoco exageres! Si fuera tan profesional, hubiera podido hacer un derrape como el que tu hiciste, simplemente maravilloso... Tendrás que seguir siendo mi profesora hasta que me salga al menos algo como eso— Comentó, halagando a la chica y sonriéndole en todo momento, como siempre sucedía al estar junto a ella realmente y es que Mio tenía algo que no podía explicar, pero siempre era asi con ella.

—Además no te deberías de preocupar... Ya estoy hasta el suelo por ti...— Comentó un poco mas para el, pues en cuanto se dio cuenta que había dicho aquello en voz alta, de inmediato se puso un tanto rojo y movió su mano de un lado para otro de una manera un tanto graciosa —¡Bastante tarde! El tiempo siempre se pasa volando cuando te diviertes ¿Cierto? Es como una ley natural— Soltó rápidamente para desviar un poco lo otro que había mencionado, antes de ponerse el protector de nuevo y de una manera divertida y hasta cierto punto, traviesa, le guiño un ojo a la chica, antes de adelantarse completamente a proposito, sin esperar a que la otra se hubiera preparado si quiera —¡Entonces la carrera comenzará ya! Si puedes alcanzarme claro— Tampoco estaba allí en plan de querer ganar, por lo que tan solo se adelantó pero a un ritmo normal, quería ver la reacción de la chica al haberle hecho esa jugada, que seguro sería maravillosa.